Vivimos un mundo con cambios muy acelerados y todo tipo de incertidumbres, peligros y desafíos. De todos ellos vamos a referirnos a sólo unos pocos.
Sabemos que la inteligencia artificial es un fenómeno imparable, que avanza aceleradamente y con múltiples impactos. En general hay coincidencia que presta servicios muy relevantes y genera nuevas ocupaciones, pero a la vez destruye más empleo del que crea. Ello va desde programadores hasta funciones repetitivas tanto no calificadas como calificadas en profesiones tradicionales.
Por otro lado. en nuestro país se va generando nuevo empleo en sectores como la energía (en especial en Vaca Muerta) y la minería, además de la agroindustria y algunos servicios, pero no en áreas densamente pobladas como los distintos conurbanos de nuestro país.
Entonces, surge el interrogante de si podemos o no hacer algo al respecto tanto para las personas desempleadas actuales como para las nuevas generaciones que no visualizan que tengan futuro en esta sociedad y en esta economía.
Hay una esperanza que es el desarrollo de la economía del cuidado. Cuidado de personas frágiles tanto por su edad (muy temprana o muy avanzada), salud o discapacidad que requieren de un cuidado personalizado y empático. Cuidado de bienes, tanto de inmuebles como de muebles (equipamiento y movilidad). El mantenimiento, recuperación, ampliación y construcción necesitan de múltiples oficios calificados que actualmente escasean. Cuidado de la naturaleza que va desde contribuir a la regeneración de la tierra y la vegetación rural y urbana, pasando por el reciclaje y la economía verde, hasta el cuidado de las mascotas. Sin olvidar las calificaciones que habrá que crear para hacer frente a fenómenos cada vez más extremos debidos al cambio climático, como pueden ser los desplazamientos por sequías duraderas, graves inundaciones e incremento del nivel del mar.
Si coincidiéramos con este enfoque, ello conlleva a la instrumentación de una política educativa y de formación que abarca desde los bachilleratos especializados y escuelas técnicas, pasando por los institutos terciarios hasta carreras cortas en las distintas universidades. Ello permitiría calificar a personas de cualquier edad que necesitan trabajo, así como -particularmente- a jóvenes que visualicen que para ellos hay futuro.
En el actual organigrama del Poder Ejecutivo nacional esto es competencia del Ministerio de Capital Humano, que debería coordinar con las distintas jurisdicciones provinciales (y ellas con sus municipios), las medidas correspondientes. Esto debería complementarse operativamente con una Agencia federal que detecte las distintas necesidades y las articule con la formación, empleo, trabajo y asistencia social que dependen de este organismo.
Debemos salir a enfrentar los desafíos ocupacionales de la IA, así como de un esquema dual con un sector pujante que genera muchas divisas pero poco empleo, y otro donde la actividad económica no repunta, hay enormes sectores de la población urbana que apenas subsisten en la informalidad y ven a sus hijos sin futuro, así como amenazados por la tentación de la delincuencia y el narcotráfico. Una macro estable debe ir acompañada de una política e instrumentos de una economía del cuidado y del desarrollo armónico del territorio que nos involucre a todos y se implemente con una reingeniería de un estado más inteligente en sus distintos niveles.
publicado en Clarín, 9/11/2025
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