Club Político Argentino

DECLARACIÓN DEL CLUB POLÍTICO ARGENTINO, COIMAS COMO APORTES ELECTORALES UNA BURLA A LA JUSTICIA

Lunes 24 de junio de 2024

La Cámara de Casación inventó la Varita Mágica de la Impunidad. Ya no hay más sobornos. Eran aportes electorales. Seguramente, de empresarios desvelados por mejoras institucionales.

Los tres integrantes acordaron una resolución que ampara, bajo un generoso manto de olvido, tanto a los que pagaron coimas como a quienes cobraron. Beneficia a los acusados de hoy y anticipa el perdón a los corruptos de mañana. Pero desprecia el hambre de justicia de la sociedad, harta de hipocresía y negociados.

La causa Cuadernos, iniciada en 2018, abrió una legítima esperanza social de justicia. La Dra. León, fiscal a cargo, afirmó: “Es la investigación de hechos de corrupción más extensa que se ha realizado en la historia judicial argentina”. Abarca 540 hechos de corrupción, 899 testigos y 159 imputados.

Haciendo burla del trabajo previo, de fiscales y jueces valientes, en la quieta víspera de un feriado largo, la Cámara resolvió que los pagos en obscuros estacionamientos, reconocidos por dos proveedores del Estado, no eran sobornos, no, sino legítimos aportes electorales, que olvidaron declarar.

Conveniente amnesia. Se sabe que aportes millonarios facilitan jugosos contratos. Además, es una excusa pueril. ¿Traspapelar una declaración? Quizá. Pero no es creíble omitir 16 aportes. Es una artimaña judicial para cuidar al poder, no a los ciudadanos.

El Club Político Argentino solicita que, urgentemente, la Corte Suprema de Justicia revierta esta infeliz decisión. Sus efectos perniciosos son incalculables.

Debe arrancarse de raíz el servilismo judicial ante el poder. Habrá habido presiones para disfrazar estos sobornos, como en tantos temas. Lo que alarma es que cedieron jueces con trayectoria: uno representa a los jueces en el Consejo de la Magistratura; otro fue ministro de justicia de María Eugenia Vidal; el tercero convalidó las declaraciones de arrepentidos en la causa de Cuadernos, lo opuesto a lo que firma ahora. Si la Corte no pone un freno, muchos jueces protegerán al poder que los amenace, o que los tiente.

De mantenerse este fallo, además, se multiplicarán los negocios turbios con el Estado, las licitaciones tramposas o la protección de narcos. Algunos funcionarios corruptos, nacionales, provinciales o municipales, entenderán que llegó la hora, no de rendir cuentas, sino de hacer cuentas por los negocios a iniciar.

La Corte Suprema enfrenta una alta responsabilidad. O rechaza este fallo y permite la regeneración de la política y del poder judicial; o bien cierra la puerta a la esperanza de un país que rechace la corrupción, que crea en la Justicia.